Por Regino Coca, fundador y CEO de Cocampo
Según los últimos datos del INE, la compraventa de fincas rústicas creció un 3,5% interanual el pasado mes de noviembre, alcanzando las 13.320 operaciones. Si la comparación se hace respecto a las cifras de octubre de 2020, el crecimiento fue del 6,6%.
Quizás sea pasión por el campo o por el proyecto de Cocampo, pero cada vez me encuentro con más titulares y conversaciones que, directa o indirectamente, dan argumentos para invertir en fincas rústicas.
Hace unos días se aprobó el proyecto de ley de vivienda y leía que entre los efectos no deseados estarían el desplazamiento de inversores (particulares y profesionales que hasta ahora invierten en vivienda para alquiler y que ante las limitaciones legislativas ahora buscarían otro tipo de activos) y el desplazamiento de población (el argumento sería que después de la aplicación del control de precios, la demanda de pisos en alquiler superará holgadamente a la oferta y no habrá posibilidad de vivienda para todos en las grandes ciudades). En el primer caso, las fincas rústicas, especialmente las agrícolas, son una alternativa real de inversión. En el segundo, el desplazamiento de población ofrecería trabajadores y generaría oportunidades para las explotaciones agrarias.
Reconociendo que los resultados son fruto del esfuerzo, sin ignorar todos los retos que afronta el sector primario y entendiendo lo improbable que es que a todos los tipos de explotaciones agrarias les vaya bien en el mismo momento, también son muchos los comentarios sobre la rentabilidad de los cultivos de olivos, almendros, pistachos, aguacates, azafrán, higos… o el buen momento del sector porcino.
Y es que cada vez seremos más: en 2050 habrá que alimentar a 9.700 millones de personas en todo el mundo (frente a los 7.800 actuales) y el cambio en los hábitos de los consumidores nos lleva hacia una alimentación más sostenible y, en consecuencia, a la necesidad de una producción también más sostenible.
El debate sobre el impacto en el mundo rural de los objetivos de producción de energías renovables es creciente, pero la realidad es que el arrendamiento de fincas o partes de fincas para su instalación ofrece rentabilidades atractivas (por encima de los 1.500 euros por hectárea al año). Si en 2021 las renovables representaron un 46% de la producción eléctrica en España, el objetivo del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 es llegar al 74%.
Otra conversación que mira al campo es la de la sostenibilidad medioambiental en el ámbito empresarial. Las empresas necesitan compensar sus emisiones de CO2 para cumplir con los presupuestos de carbono y con los estándares ESG. Parece que hay margen para la innovación y será positivo que surjan otras alternativas, pero a día de hoy la reforestación es la forma de compensación y por tanto supone inversión en suelo rústico.
Si abandonamos los criterios económicos y financieros, temas como el estilo de vida, la salud mental, los nómadas digitales, la Gran Dimisión, la España Vaciada, la defensa de las tradiciones y del patrimonio cultural, la formación de los hijos, la búsqueda de propósito… o el puro placer de disfrutar de una afición, pueden tener, o ser en sí mismos, argumentos perfectamente válidos para fijarse como objetivo comprar una finca.
Razones por las que invertir ahora en una finca
Estos días me preguntan por qué invertir ahora en una finca. En España tenemos la suerte de tener mucho campo (somos el segundo país de la UE, por detrás de Francia, con mayor Superficie Agraria Útil -SAU-, aproximadamente 23 millones de hectáreas) y muy diverso por orografía y climatología, lo que ofrece muchas oportunidades de explotación agraria. Además, a la vista de lo explicado anteriormente, parece que otras industrias y la población en general está poniendo su atención y su inversión en el campo. Y luego existe un factor muy importante, y es que el campo tiene, en muchos casos, la posibilidad de compaginar la explotación económica con disfrutar del mismo. Argumentos no faltan.
Cocampo se presentará este miércoles 9 de febrero en rueda de prensa. Cocampo nace para contribuir a una economía rural más próspera y sostenible.
